martes, diciembre 02, 2008

Femineidad y Sufrimiento

Pero yo no soy tú. Los hombres tienen otra vida; los ganados, los árboles, las conversaciones y las mujeres no tenemos más que esta de la cría y del cuidado de la cría”.

Federico García Lorca, Yerma



Prácticamente en toda la literatura moral, histórica – sociológica y aun, en la filosofía, la mujer es colocada en inferioridad de merecimientos y de posición frente al hombre. Maltrato que, en las transcripciones de lo expresado por profetas y que sirve de fundamento a las religiones, es a veces tremendo. No podría abordar inteligentemente lo que es femineidad y los problemas en que ella es causa de sufrimiento en los seres humanos, si no discutiéramos este hecho y los absurdos que origina.
La vida en colectividad, ha exigido controlar y restringir en los varones su mutua agresividad, fundamentalmente potencializada por los estímulos sexuales, y, paralelamente, limitar y encauzar la fertilidad. Para civilizarse, luego, el hombre intuyó el desvío de sus energías hacia el trabajo y la creación, en vez del fácil contentamiento erótico. La mujer aparece cargando con el mayor peso para el cumplimiento de tales finalidades, absorbiéndolo en forma de injusta condena. Ojala podamos ver claro por qué la superación humana ha de pagar tan dolorosamente su avance.
Hay extremos. Eurípides llamó a las mujeres “basura dorada”, Hesíodo las consideraba como “un descuento necesario de la felicidad de la vida” e Hipponex decía que “dan dos días de felicidad al hombre, el de la boda y el de su entierro”. Expresiones egoístas que por francas nos orientan para acercarnos de manera racional a la comprensión del fenómeno de que el ser humano sufra, precisamente, por lo que sólo debería provocarle gozo. Lo contradictorio se explicaría porque el varón, reconociendo que la mujer es el premio mayor a que puede aspirar, la rebaja para educarse en el sentido de que para él lo más importante no debe estar constituido por el sexo.
Cien generaciones se han sucedido desde el siglo de oro griego y las fuerzas sociales conformadas han continuado encontrando mil maneras de insistir en tal condenación. Y no abandonan este derrotero por mucho que el hombre, cuando precisa dar cima o compensación a su realización individual, centra sus posibilidades de felicidad en la mujer y en el amor. Vacilando entre sus idealizaciones políticas o espirituales que le imponen alejarse de la tentación sexual y la materialización de su existencia en el placer, que lo obliga a buscar contentamiento y consuelo en una compañera, única fuente donde puede obtenerlo éticamente, el hombre ha construido una enmarañada trabazón filosófica, social y religiosa, en que ahora más que nunca antes, se siente entrabado.
La enseñanza cristiana sigue presentando a las hijas de Eva como la causa primaria de todo el sufrimiento humano, en lo que, como se ve, es cercana continuación del pensamiento pagano, con el que eso sí, muestra una diferencia importante. En el mundo de Pericles, en que eran cumbres Aristóteles y Friné, se creía en la felicidad de la vida de esta vida, la que no era calificada como castigo o penitencia. Contemporáneamente, en el extremo oriental no se creía en un pecado original y, en vez de dioses crueles, China desarrolló una filosofía popular orientadora de la existencia terrena hacia un sometimiento a la Naturaleza, para poder gozar de ella. En este naturalismo erótico y ausencia de teología ¿se reconocería también predominio femenino? El marxismo materialista, en el tercio de la Humanidad en que se realiza políticamente, produce una mujer liberada para la productividad social, pero, una vez más condenándola si deja florecer su coquetería. ¿Cuál es el significado de este insistente proscripción de lo más hermoso y placentero que puede ofrecer la mujer?, lo veremos a lo largo de estos escritos.


He vuelto, como siempre, retomaremos el tema de la sexualidad, siempre visto con el prisma de este necia, espero que se unan a esta nuevo proyecto que iniciamos… ustedes saben que siempre son bienvenidos.