lunes, noviembre 13, 2006

Ygdrasil

La ciencia ficción en Chile es un territorio para iniciados y busquillas, para conectados a internet, para seguirdores de la colección Nova, para quienes sabes qué son los Premios Hugo. Salvo nombres mayores como Asimov o Frank Herbert, la ciencia ficción encuentra su lugar favorito en los mesones de ofertas de librerías especializadas, en libros baratos, en saldos. No tiene la dignidad del género policial, cultivado por autores plenamente vigentes como Ramón Díaz Eterovic y Fernando Ampuero, entre otros; Hugo Correa y Elena Aldunate, los mayores exponentes chilenos de la C.F. ya son parte del pasado remoto.
Pero que tiene lectores, los tiene.Y escritores en ciernes, también, como podrá comprobarlo quien visite tauzero, empeñosisima web donde comenzó a publicar sus historias Jorge Baradit, autor de Ygdrasil.
Baradit con este novela se inscribe claramente en la corriente del Cyberpunk. Para los no inciados se trata de fantasías tejidas a partir, sobre todo, de la conexión en redes, extrapolada hasta extreamos generalmente delirantes, pero también oscuramente aterradores: para lectores contemporáneos, se trata de mundos posibles, que despiertan sobre un click en el mouse las peores pesadillas de mundos totalitarios, de fronteras borradas, de enormes multinacionales, que se independizan del poder politíco, de retornos a comportamientos tribales en medio de la modernidad desatada. Todo eso, y mucho más está en la novela de Baradit, una fantasía que funde los policial y la ultra tecnología en una universo donde las fuerzas mentales, el hálito de los espirítus, la presencia de almas perdidas, la herencia de anteriores reencarnaciones, es atrapada, sacudida y manipulada mediante complejas operaciones tecnológicas, hasta el punto de amenazar con romper el equilibrio de todo el universo. En realidad, la particular concepción del muno espiritual en Ygdrasil, daría para un comentario aparte y representa, sin duda, una de las vertientes más originales y rupturistas del libro. La novela incorpora en la trama todo el abanico de supersticiones y creencias supuestamente puesto a raya por el progreso científico y tecnológico que, contradictoriamente, sirve aquí para manipular las energías tangibles y fundir ( o confundir) ya no la realidad con el cyberespacios, la existencia en el mundo real y la existencia en el plano virtual, sino la vida, la muerte y las herencias de anteriores vidas en un orden cósmico cuyo misticismo corre parejo con su modernidad.
No hay que ofender a Baradit con la mania frase de que su novela rompe las fronteras de género. No, es ciencia ficción pura y dura, en la estela de William Gibson y el cyberpunk, pero también es una novela pura y dura, con refrescante estilo y un envidiable poder de fabulación.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

quizas se tienda a confundir la ficcion y la ciencia ficcion,desde el punto de vista literario...me da la impresion que se tiende a asociar con otros mundos y el espacio desconocido...cuando el espectro que concede la palabra "ficcion" es amplisimo

K-tron dijo...

Hoy en día cualquier pelicula la están encasillando en el género "Ficción".

Creo que es debido a que las películas no cumplen su objetivo y no las quieren clasificar como "Ciencia Ficción" para que la gente no se haga falsas espectativas.

PD:Gracias por empapelarme en el blog, esa era la idea.