viernes, septiembre 22, 2006

El miedo a las palabras

A veces, empezamos hablando de algo para terminar diciendo nada, pero otras veces nos sucede todo lo contrario.
Lo importante es que para bien o para mal, decimos las palabras que tenemos en la boca sin calcular demasiado las consecuencias, porque entendemos que a fin de cuentas, como afirmaba el poeta Bruno Vidal, “Las palabras son inocentes”.
Pero ni siquiera sabemos si todas las palabras son inocentes. Lo que sí creemos sabes es que ellas, cuando flotan desarmadas y limpias, efectivamente lo son.
Las que se ponen en el aire, tras un repentino destello, desaparecen en el aire. Las que se graban sobre papeles, según Baricco, son cenizas de una voz quemada. ¿Por qué alguien podría, entonces, temerle a las palabras? “Porque hay palabras que matan”, podría decir alguno, pero las palabras que matan son las palabras de los dioses, las mismas que pueden dar vida y las mismas que nunca son simplemente palabras. Las de los dioses y las de los tiranos, porque siempre son obedecidas, pero nosotros no hablamos desde ningún altar, ni comandamos ejércitos, ni tenemos la fuerza para mandar callar a quienes nos quieren responder.
Por el contrario, preferimos las mesas redondas sin cabeceras, odiamos el ruido de los disparos y disfrutamos sinceramente bailando al ritmo de los “dimes y diretes”. Si algo nos molesta, a lo más cambiamos los gestos de nuestra cara y hacemos estallar unos cuantos petardos rabiosos que apenas buscan convencer.
¿Por qué podrían querer enmudecernos si ni siquiera estamos seguros de tener la razón? Sabemos que nos equivocamos a cada rato, que mañana cambiaremos de parecer y a veces incluso mientras hablamos nos vamos corrigiendo, para terminar confesando la debilidad de nuestras convicciones. Y por eso nos indigna cuando nos hacen callar. ¡ a caso no se dan cuenta de que al hacerlo nos están volcando hacia la obstinación!. Sólo los obtusos, los que tienen el cerebro de piedra y la lengua de plomo, pueden siquiera llegar a pensar que es mejor forzar el silencio que impulsar la discusión. No se dan cuenta de que cuando las ideas se estancan, aflora la violencia, y de que cuando no se puede contestar, germina el odio. Y Chile todavía está lleno de obtusos. Todos los días sabemos de alguien a quien le cortaron sus dichos, de películas que no pueden salir de sus cintas de periodistas que por miedo no dicen toda la verdad que conocen. Y más grave todavía, pareciera que cada día son menos los que se arriesgan y más los que se ponen la mordaza antes de que otro se las ponga. Es rarísimo este miedo a las palabras, en especial a las palabras que dicen, porque la radio, la prensa y la televisión están llenos de palabreros vacíos.
La política, presa del terror a perder votos, también se ha llenado de palabras vacías, y esto sí que apenas, porque cuando la política se vuelve un murmullo, quiere decir que hasta las moscas podrían gobernar. Nada bueno proviene del miedo a las palabras: un poco de tontera, quizás, pero no nos quejemos de eso, todavía andamos bastante bien por estos lados.

jueves, septiembre 21, 2006

ramones 79' germany

Dicen que hechando a perder se aprende y yo como buena necia que soy ando experimentando en las bondades que internet ofrece.
Espero haber hecho lo corresto.. para que usted disfruten de una las mejores bandas del orbe... ¿que más se puede decir? salvo The Ramones.

martes, septiembre 19, 2006

El tiempo pasa...

Para nosostros los jovenes, (disculpen la patudez, pero así me considero) es dífícil entender la lentitud de una persona vieja, o fácil si se trata de alguien demasiado joven, tan joven que encuentra rápidamente respuestas para todas las cosas. Los viejos, es cierto, andan lento porque están agoviados y porque sus músculos y sus huesos ya no son lo fuertes que fueron antes, pero también es verdad que avanzan asíporque están cansados de tanto andar. Sus ojos ya no ven nada con la nitidez de la adolescencia, quizás porque de tanto ver fueron descubriendo formas sobre las formas y el dibujo simple de la primera vez terminó desapareciendo entre esos muchos dibujos que descubrieron con el tiempo. A partir de cierto momento, es de suponer, y no hubo dibujo simple, o, si lo hubo, tal vez lo encontraron con los ojos cerrados, en la modesta paz del sueño. Lo mismo, probablemente, le sucedió a sus pasos, los que a medida que se fueron multiplicando y cayendo en hoyos perdieron esa seguridad inicial de los que a nada temen porque nada saben, y que por lo mismo se atolondran, y por lo mismo vuelven a tropezar. Pero hay un instante en que las caídas empiezan a doler más, y la inteligencia calma rinde a los músculos furiosos.
La poca fuerza que les queda, los viejos saben cuidarla; ya vivieron esos años en que la desparramaron sin mayores cálculos, cuando eran capaces de pasear por horas un piano de cola las espaldas para volver a ponerlo en el mismo sitio que al comienzo. De tanto dar vueltas por una pista redonda, quién sabe, decidieron quedarse sentados en una mecedora, esperando pacientemente el retorno a ellos de los jovenes aventureros. Pero, en cierto modo, los viejos prefieren tmbién ir lento porque les queda poco y porque entienden que un metro bien caminado puededeparar tantas sopresas como mil millas corridas. Sus órganos exhaustos ya no saltan de un estímulo a otro queriendo vivirlos todos, sino que se detienen sin apuros a disfrutar reflexivamenteel que más les acomode. Una siesta puede llevarlos revivir sin prisa lo que esos arrogantes congéneres suyos todavía ni siquiera sospechan. Pero por sobre todo, en los viejos, si son de esos viejos que gan sabido envejecer, uno puede notar cómo han ido camniando el juicio por la comprensión, las sentencias por nuevas preguntas, la pasión por una cierta tranquilidad y esa hoy admirada acción veloz por reflexiones calmas y titubeantes, llenas de incertezas. Antes de morir, los que a mí me resultan más queridos, tienen un par de convencimientos tan fuertes, como dudas en todos los demás. Sólo un mundo enfermo y atontado puede dejar de ponerles atención.

lunes, septiembre 18, 2006

Fellatio

Una que fue educada en colegio de monjas, del cual a pronta edad fue expulsada por no "adecuarse" a las normas del colegio, que exigía que una como la niña "bien" que era, debía usar el jamper a una medida considerada, que para ellas era bajo la rodillas, usar el pelo largo y no realizar juegos bruscos con sus compañeras ni menos agredirlas, no me explico como una se entera que una buena "conferencia" era un buen punto partida con el sexo masculino.
Como que sin querer una se va entrenando para ese menester, por que como exponía una de las distinguidas miembro del respetado club de lulu, en una sesión extraordinaria que se tuvo debido a las fiestas patrias, que una desde chiquita como que se comienza a preparar para dicha labor: el paletón que de niña uno chupaba durante horas, el helado, la manzana confitada, el coyak, en fin.. tantas cosas ¿no?, pero antes de seguir con el tema quiero aclarar un punto que incomoda; el término " chupar pico" definitivamente lo encuentro una ordinariez de marca mayor, sé que cuando una anda con unos tragos de más, o conversando con amigas, o que sé yo , lo dice a diestra y sieniestra, pero siendo honesta lo encuentro feroz, porque aunque fellatio es una ridiculez, hasta eso me parece mejor que "chupar pico".
Aclarado este detalle, continúo. Según el distinguido Club, la primera vez que una se enfrenta a dicho menester no es por iniciativa propia, sino que nace del galán de turno. Los comienzos son algo extraños, pero más que por una cuestión de gustos, básicamente porque la máxima impresión es que ese significativo trozo carne tuviese la capacidad de levantarse, con ese ángulo y esa intensidad, sin ningún hueso, músculo o cartigalo mediante. Con el tiempo se olvida ese detalle y luego una se va dando cuenta que pucha que les gusta a los hombres el cuento y de hecho nunca ninguna de nosotras se ha topado con ni uno que se resista a la chupada, más bien siempre es el caso contrario.
Siendo infidente, pero nunca tanto, una de las miembro contó que una vez un novio de la cual estuvo estúpidamente enamorda (o quizás empotada como dirían las viejas) y que tenía tal la obsesión por el cuento que si osaba negarse, era pelea y enfurecimiento seguro, junto al castigo habitual; dejarla sin sexo varios días. Así es que previendo lo que se venía prefería decirle que bueno y así también evitarse la clásica y desproporcionada frase masculina que tanto les gusta tirarle a una en la cara: "Es que tú nunca querí".
El asunto es que con el tiempo y pese al trauma anterior, la mayoría de las mujeres se van haciendo bastante devota de la práctica e integrándola en el repertorio habitual sin drama alguno, por lo tanto siempre uno piensa que a las amigas les gusta también. Pero con el tema en la mesa, junto a los vodka que llegaban a motivar dicha conversación, una de las asistentes dicha noche, dijo abiertamente que no le gustaba para nada, mejor dicho dijo textual: " o sea lo hago, pero con sacrificio, la verdad que ustedes son las unicas minas que conozco que les gusta hacerlo". Otra hizo una declaración aún más impactante: " A mi en realidad me gusta chupar las bolas" y la última, confesó que para disfrutarlo tenía que estar en un estado de calentura memorable. Así pues, me encontré que parace que más que volverse locas las minas con esto, saben que es parte del "combo" ( a esto me refiero que una lo hace sí o sí) y que muchas han empezado a disfrutarlo con el tiempo, mientras que las que tienen pareja estable, les invade la lata.
La verdad es que no quiero sacar conclusiones porque no represento a nadie ni me interesa tirar todo al saco de "las mujeres", esas son mis amigas y punto. Lo que sí quiero dejar en claro y que pese a la aficción que muchas pueden tener, la mamada tiene sus peros.
Primero: El extremo gusto de los hombres por que las mujeres se los haga a cada rato, en cada momento y ojalá hasta que se vayan, es una preción que agota.
Segundo: La pésima costumbre de los hombres de agarrar la cabeza de las mujeres e impulsársela hacia el miembro en cuestión, es cargante, poco sutil y puede provocar en el género el total enfriamiento y rechazo al acto en sí.
Tercero: Que los hombres olvidan que tenemos dientes, por lo tanto no imaginan lo dificil que es hacerlo sin raspar en ningún momento.
Cuarto: También se olvidan que una tiene que respirar por lo menos una vez cada dos minutos, así la técnica Chupada - succión en el mismo tiempo (cosa que les mata) no es posible de mantener por mucho rato.
Quinto: Que la saliva a veces escasea y sin eso, el asunto es un infierno.
Sexto: Que es una buena costumbre mantenerla en buenas condiciones higiénicas.
Séptimo: Que muchas veces una no tiene ganas de abrir la boca y tragársela, lo que no significa más que eso.
Lo que hay que tener claro pese a todos los inconvenientes, un hombre nunca es igual luego de un buen, extenso y humedo fellatio. Menester que cada día se esta haciendo más popular y que las mujeres poco a poco estan empezando a disfrutar.
Mis respeto al distinguido Club de Lulu... sin las cuales estos textos no serían posible.

domingo, septiembre 10, 2006

El condón

La verdad que con todo esto de la píldora del día después, el tema de los métodos anticonceptivos en un tema de lo mas "in", así que para no quedarme atrás de los temas contingentes... en esta oportunidad "hablaremos" del condón y el cómo nos relacionamos con él, como siempre hablaremos desde el distinguido Club de Lulu.
Cuesta imaginarse cómo habrá sido la vida sexual sin el condón, pero pensándolo bien, debe haber sido un verdadero placer, con esto no quiero decir que en la actualidad, no goce, pero si estamos un poco mas condicionados por su uso. es cierto que era un mundo lleno de gonorrea, sifilis, herpes y cuanta enfermedad de transmisión sexual existe, pero estoy segura de que si el Sida no existiera, andariamos todos y todas tirando de lo lindo y seriamos mucho menos buenos para "atracar".
Porque, al fin y al cabo lo que el condón ha hecho en la sociedad actual es una transformación total, pues nos ha convertido, sobre todo a las mujeres en "Atracadoras Profesionales". Y junto con eso ha hecho que toda nuestra parte pacata tenga también una buena excusa. El Sida ha sido, mal que mal, la mejor propaganda de la maldita monogamia. Mejor que el amor incluso.
El condón hace que uno piense dos veces si es que realmente quiere la dama acostarse con un tipo, ahce que el macho que no lo porte se quede con las ganas si es que la lola se lo exige. Es decir, racionaliza el revolcón. En ese momento es cuando se piensan estupideces como que hay que ser decente, que mañana nos arrepentiremos y que sería mejor esperar al hombre adecuado. Pero hay hombres y hombres, y por lo tanto, los hay más o menos rápidos que otros para desenfundar el miembro, factor decisivo a la hora del arrebato... Por que en nuestro caso si un hombre al que uno recién viene conociendo lanza la patuda frase "pónmelo con la boca" tiene escasas posibilidades de que la monona se acueste con él. en cambio si un tipo se pone el condón discretamente, está mejor colocado en la escala de las opciones. Es que las mujeres tendemos a pensar más de la cuenta en ese momento. Cuando usamos la cabeza, se enfría la entrepierna, uno recuerda cuanto le aterra la intimidad y la mayoría sale corriendo. Aunque conozcamos al hombre hace tiempo, nos guste, nos hayamos toqueteado y besuqueado con él, para que una se deje penetrar tiene que estar "ida", con la cabeza en otro lugar. Y el condón hace que una aterrize en picada.
Uno de los factores más decidores - a parte de la destreza del hombre en su uso- es el olor. No hay nada más feroz que el olor a goma de los condones. Lamerlo es peor que chupar neumáticos y por principio uno se niega. Además, después que aparace en escena, da la sensación que al fin de la entretención está próximo y aunque, en rigor, se puede asumir la aparaición del preservativo con el mismisimo fin de preservar y extender un sano encuentro sexual, a una le pasa lo contrario. Todo queda contaminado con el olor y gusto a goma, y , por lo mismo, sabemos que tenemos escasas opciones de que nos toque un buen sexo oral.
Porque claro, los hombres encuentran que es muy seguro que uno les haga el sexo oral inlcuso con el plástico puesto, pero no tienen ni la menor intención de bajar a la entrepierna de una y degustar el exquisito sabor que queda si han pasado por ahí el condón. O bueno, eso ha sido en algunos casos contados por algunas miembros del club de lulu. Se puede decir que las que relataron estos hechos son unas ignorantes y que existen condones de múltiples sabores, es verdad, pero no lo intenten con el que tiene sabor a chocolate, pues fue este, el protagonista de una triste experiencia.
El miembro quedó envueltoen un condón color café, lo que hacía que se viera como una prieta destruida y además la mezcla del sabor a goma con chocolate es detestable.
Como mencioné anteriormente, a veces de tanto odiar el condón en tiempo de solería desenfrenada una se vuelve adicta al atraque. A sacarse la ropa y frotarse, chupetearse e incluso hasta masturbarse, pero cuando sale el condón varias se sientan y empiezan a vestirse. Las veces que la monona acepta quedar es por que le gusta mucho el monono o porque aunque el galan no le vuelve loca, el coondón ha pasado inadvertido. Bueno, ha habido otras que también lo han puesto por motu propio, pero ésas han sido las menos. Lo que esta claro es que no adscribimos al movimiento pro- erotización del preservativo. Para nosotras sigue siendo un trámite que del que esperamos se haga cargo el hombre. En esto sabemos que somos patudas, pero por ahora no tenemos ganas de andar haciendo maromas con el condón. Una amiga dice que tenemos que aprender, que no hay más bien cotizado que ponerlo graciosamente con la boca y otras variantes más. Sabemos que podemos si nos esmeramos, pero hasta aquí no nos han dado las ganas. El condón nos deprime. No hay caso, nosb gusta la carne: en vivo, en directo y cruda.

lunes, septiembre 04, 2006

Un día para recordar

“Herido de bala, con la vista vendada, las manos esposadas a la espalda y la angustia dentro, me ordenaron bajar. Despues del camino de tierra, el vehiculo ingreso a un lugar campestre, traspasando un gran porton de fierro, arrastrandome retrocedi. El roce del cuerpo por el piso ahondo el dolor. Dificultosamente me paré. Giraba todo alrededor. Sentí que estaba en medio de un remolino que me volteaba. Las piernas eran de plomo. Parado en ese lugar, a oscuras y maniatado, la soledad comenzó a hacerse patente. ‘Camina, huevon’. Avance a ciegas y cai desvanecido. Recobre los sentidos. Me pararon y empujaron. Di algunos pasos, me sostenian por los brazos. ‘Entra’. Camine y la cabeza se estrello contra un muro. El dolor fuei ntenso. ‘Tenis que agacharte, tonto huevon’. Lo hice. Habia olor a limpio. Captaba espacios amplios. Seguimos avanzando. Trastabillaba, tropezaba, caia.“Cada golpe provocaba la hilaridad de los verdugos. ‘Baja’. Calcule una escala y el paso para un escalon. Estrepitosamente cai. El cemento de la escala golpeo mi cuerpo. Por fortuna era corta. Entramos en una sala como gimnasio. Las voces retumbaban. Existia agitacion, movimiento, varios hombres y mujeres hablaban. Una radio sintonizada tocaba fuerte. Era musica de supermercados, como llamaba a esas melodias un amigo. Entre disco y disco, daba mensajes de la Junta invitando a incorporarse a la reconstruccion nacional. Me senti torpe y voluminoso. “Esperaba. Nadie decia nada. Parecia que se habian olvidado de mi. Pasaron los minutos; la debilidad aumentaba. La boca la sentia enorme y aspera. Queria dejarme caer. No lo hice. Fueron momentos de duda, pensaba: si hago tal cosa puede resultar esto o aquello. La expectativa era dramatica. Como en diferentes ocasiones anhele abrir los ojos y encontrarme en otro lugar. “Aguarde el golpe que podia venir. ‘Saquenle la ropa’. Abrieron las esposas, me sobe las muñecas. Me empezaron a sacar la ropa. Segui con la vista vendada. Fui empujado hasta el borde de una tarima, camastro liso o mesa. ‘Subete’. Con trabajo lo hice. Quede tendido de espalda. Desnudo, con los ojos vendados, acostado sobre una cubierta fria y dura -como de laton obaldosas- terriblemente dolido, mi angustia se desbordo. A pesar de mi oposición, las lagrimas rodaban por las mejillas. El cuerpo brincaba, me estremecia.“Recorde el bolson escolar de mi hijo. Debian estar examinandolo, abriendo sus forros y tapas. En la orfandad renacio la ira. Balbucee las primeras palabras despues de la agresion: ‘Ahi tienen lo que buscan, los cuadernos de mi hijo les van a servir harto’. Un golpe de puño, seco, recibi en la herida. ‘Cuenta ahora, concha de tu madre’. Grite de dolor. Mordiendo las palabras conteste preguntando. ‘¿Que quieren que les cuente?’. ‘Todo pu’s huevon’. ‘No tengo nada que contar’. Espere otro golpe. Llego y fue mas violento. Del pelo a los pies me sobrecogio el dolor. La herida manaba mas sangre.“‘Vos crei que somos aprendices, hijo de puta, si te buscamos fue por algo. Si queri tirarte a choro te vai cortado. Por lo demas, ya estai harto cagao’. Otra vez me dejaron. Algunos se alejaron y a otros los supuse allado. Reian, bebian cafe, hablaban de la OEA mofandose de las discusiones sobre los derechos humanos. ‘Eso es puro hueveo, igual hacemos lo que queremos…’”.Hasta ahi el relato de un joven profesor normalista que fue secuestrado poragentes del Estado, cuando de la mano de su esposa embarazada iba a recoger a su hijo de seis años para llevarlo al colegio en 1976. El testimonio es solo un fragmento de la pesadilla que vivieron miles de personas que, en virtud de su compromiso con llevar a la practica cambios sociales que beneficiaran a las clases trabajadoras, fueron convertidos en detenidos desaparecidos en Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Pues mas alla de lo que puedan decir las retoricas que semantizan los golpes militares como “descarrios de la historia”, lo cierto es que las torturas,ejecuciones y desaparicion forzada de personas fue el modo racionalmente planificado en que las Fuerzas Armadas y de Orden, impulsadas por sectores de las clases pudientes y el Gobierno estadounidense, pusieron violentamente fin a proyectos de sociedad de contenido democratico populares.Por ello a nadie debiera extranar que quienes engrosan las listas de lasvictimas de las dictaduras sean obreros, campesinos, indigenas, empleados,profesionales, pequeños y medianos empresarios, mujeres y jovenes, que son los sectores sociales eternamente postergados por las politicas demodernizacion capitalista en America Latina. No hay forma de devolverlos a la vida, pero en un acto de minima justicia, desde este año contamos con el Dia Nacional del Detenido Desaparecido, en que el pais oficialmente recordara lo que son capaces de hacer nuestrasFuerzas Armadas y de Orden cuando son socializadas en las logicas del enemigo interno, la intolerancia y el clasismo. Recordaremos ademas los limites que debemos poner ante la injerencia extranjera cada vez que se vea afectado nuestro derecho a la autodeterminacion. Pero, lo mas importante, contamos con un dia en que, apoyados sobre el firme soporte que nos brindala memoria colectiva, reafirmaremos el compromiso con la causa de la democracia y la justicia social, forma en que estoy seguro quisiera serrecordado aquel joven profesor que no pudo entregarme el bolson escolar esa mañana de 1976. No te preocupes papá, no necesito mis cuadernos. La leccion ya esta aprendida.