Un antiguo mito persa cuenta que cuando Dios creó a los ángeles, Satanás era el ángel que más amaba a Dios. Y éste les ordenó que no amasen a nadie más que a él. Sin embargo, al crear la raza humana, Dios cambió de opinión y les dijo a sus ángeles que reverenciaran a la más noble de sus creaciones. Satanás se negó, no por orgullo, como cuenta la mitología cristiana, sino por amor a Dios. Era tal la intensidad de su amor, que sentía que no podía venerar a nadie más. Entonces fue relegado al infierno donde viviría por siempre lejos de Dios. Se dice que lo único que alienta a Satán por toda la eternidad es el recuerdo de la voz de su amado cuando le dice: “Márchate”.
En los últimos años, Satán y sus sectas de adoradores se han puesto de moda. Pero no creo que Satanás sea pajarón y se apodere de un esquizofrénico paranoide que escucha voces, o de una bruja que por 30 lucas hace un “trabajito” sobre alguien. No. Si el Diablo existe, le gusta el poder, el glamour y también pasar piola. Lo deberíamos encontrar donde menos se espere, con carita de bueno y manipulando. Todos también llevamos un diablito dentro. Lo proyectamos en el otro, en la paja en el ojo ajeno, y nos cuesta divisarlo en nosotros mismos. Él es aquel rasgo de carácter que nos quita energía, nos estanca y nos obsesiona. Nuestro peor enemigo mora dentro y no fuera.
Reflexionando en torno a que haría yo si fuera el demonio, sin lugar a dudas tendría un cargo en la jerarquía religiosa: cardenal, imán, gurú. Un lugar ideal para esconderse. Desde el pulpito hablaría de pecados, de culpas y del infierno, claro. Diría que el diablo anda por todas partes y el miedo sería mi aliado. Pero, ¿no será suficiente con los religiosos ya existentes?
Sigo pensando y concluyo Si fuera Satán me disfrazaría de Top model. Delgada y maravillosa, sería la envidia de cualquier mujer. ¡Mírenme! Ustedes son feas, tienen rollos y celulitis, les falta un diente, sus pechos se caen y tu cicatriz en la guata es horrenda. Destruiría la autoestima de las mujeres. Les diría que el envoltorio es lo importante ¡Ustedes jamás serán portada de Las Últimas Noticias!. Pero ¿no será suficiente con lo que hacen los medios de comunicación?
Cambio de estrategia y pienso, como diablo, me dedicaría a destruir la naturaleza. ¡El hombre esta llamado a dominar a la naturaleza! Exclamaría. Así es que hagamos plata cortando árboles, depredando los mares, creando industrias cuyos desechos van a parar a las aguas. El PIB y el crecimiento anual serían los nuevos dioses. Pero ¿no es eso lo que ha fomentado los tratados de libre comercio?
Debo pensar en algo más inteligente, así que si yo fuese el demonio sería el dueño de un gran medio de comunicación. Desde allí mentiría, trastocaría valores, asustaría con la delincuencia, mostraría que la farándula es lo verdaderamente importante, atontaría los cerebros, manipularía la realidad. Hablaría de valores y, al mismo tiempo, mostraría potos y chabacanería. Maldición!!!, me gano Piñera y Ricardo Claro.
Lo tengo!!!, como Don Sata, me encargaría de los niños primero. Claro ¿Cómo no lo pensé antes? Ellos son el futuro y podría cambiar y mejorar el mundo. Educación competitiva, notas, el acceso a la Universidad es la solución de todos los problemas ¿Quién es el mejor y el peor del curso? Horarios de oficina desde chiquititos de 8 a 5 en clases, ser alguien en la vida y, si eres inteligente, te pongo un 7. Demonios, nuevamente años de historia me ganaron esta genial ideal.
Ya esta si que es buena. La manera más fácil de matar a la gente es logrando que coman mal. La mitad de los cánceres son producidos por una mala alimentación y las enfermedades cardiovasculares son hijas de la comida chatarra. Yo como Lucifer tendría cadenas de comida rápida, promovería la prisa y el tragar sin saborear, el desquitarse comiendo, el controlar la angustia a punta de dulces ¿Qué? En serio? Me gano Mc Donald? Y hasta tiene un payasito amarillo que los promociona?
Quizás pueda ser dictador. De derecha, de izquierda, religioso o militar, pero tendría todo el poder centralizado en mis manos. “La amenaza externa e interna”, “por el bien de la patria”, “hay que apretarse el cinturón”, serían frases recurrentes en mis discursos. Invertiría en armamento y no es salud, en espionaje y no en educación, en tortura y no en cariño. “La guerra es la paz”… idea repetida. ¡Plop!
Insisto. Si fuese Satanás, preocuparía a la gente. Les haría consumir a crédito, les haría temer del futuro, ¿y si me enfermo qué hago?, los pondría detrás de rejas y alarmas para protegerse de los delincuentes, les mostraría que la vida es dura, los deprimía, les llenaría de rutinas, pondría la semilla del miedo a la soledad, el desamor, a perder el trabajo.
Si me sentara en el trono del mal, incitaría a la personas a bloquear sus emociones. ¡La cabeza es el centro! Diría. Entonces ellos se olvidarían de que tienen un cuerpo, de abrirse, de identificar lo que es rico de lo que no les gusta y la pura cabeza los llevaría en la dirección equivocada. Perderían el contacto con sus tripas y el cuerpo sería lo inconsciente.
Mejor me dedico a traficante de cocaína, de pasta , vendería tranquilizantes, diría que es de hombre tomar hasta caer muerto, los haría adictos a la televisión, al sexo, al cigarillo, a la cafeína, incondicionales del dinero, trabajólicos, perdiendo sus vidas y la relación con sus hijos. Haría que “el que dirán” fuese muy importante.
Quizás mejor sigo con mi vida, porque como diablo. Lo único que conseguiría seria una demanda por plagio.
Y usted si fuese Satanás ¿Qué haría?