Poema que busca un buen nombre

Como hijo de la niebla apareciste
disipando las dudas de mi alma,
y a la historia tormentosa de mi vida
trajiste con tu bálsamo la calma.

Siempre fui buscando por el mundo
un "IMPOSIBLE"
entre todos los amores,
de pronto aparece tu visión
tan real, auténtica, tangible.

Sencillo como hierba del camino
cristalino
cual agua de vertiente
y en tu mirada transparente
la puereza de un campesino.

Nunca pude descifrar ese misterio
que encerraba el candor de tu mirada
tenía un dejo de nostálgica tristeza,
con amor
y ternura acompañada.

Y te amé
hasta donde puede amarse
con el amor y el dolor de una penitente,
amé la ternura de tus manos
y la dulce mansedumbre de tu frente.

Amé con las fuerzas de mi alma
la sencillez de tu modo y tu mirada,
la suave cadencia de tu andar
y tu tierna sonrisa recatada.

Pero el destino
estaba trazado
quise sujetar las horas y fue en vano
la niebla había regresado
para hacerte desvanecer
entre mis manos.