martes, marzo 14, 2006

Mi Padre: La solidaridad nace donde menos se le espera

¿Puede haber algo mas siniestro que la medicina puesta al servicio del horror? Profesionales de la salud que juraron defender y proteger la vida actuando para la eliminacion del otro. Eso ocurrio en Chile y en America del Sur, bajo el amparo que otorgaba el poder total de las dictaduras militares. Y no solo medicos aislados participando de la tortura, sino instalaciones, recursos, conocimientos puestos al servicio de la muerte. Por ello, la institucion medica tiene una deuda con el pais, en cuanto a fortalecer los principios de la profesion en la defensa y promocion de los derechos humanos, concretamente en el cuidado del otro, tanto en la formación como en el ejercicio profesional. Esta historia oscura forma tambien parte, por tanto, de lo que las nuevas generaciones de medicos han de conocer para distanciarse por siempre de tales practicas. Y, como minimo, aquellas personas que tuvieron parte en este tipo de hechos,debieran ser identificadas y separadas de sus funciones de por vida, pues no queremos que nuestros hijos sean tratados por aquellas manos. ¿O usted siente tranquilo sin saber quien atiende a su pequeño? Sin embargo, este es un tema pendiente respecto del cual no debieramos dejar pasar mas tiempo. No obstante, donde hay poder hay resistencia, y el siguiente relato de papa muestra la valentia y calidad humana de enfermeras y paramedicos que desafiando anonimamente al terror arriesgaron su seguridad para entregar un minimo bienestar a un desconocido peligroso que lo requeria con urgencia. El escrito describe el momento en que estuvo secuestrado, por el Comando Conjunto, al interior del Hospital de Carabineros, adonde lo llevaron para practicarle la reanimacion, y asi poder continuar interrogandolo. Los medicos que participaron en las sesiones de tortura,dentro de las cuales le inyectaron Pentotal para estimular la delacion,estan identificados con nombres y apellidos en la actualidad, sin embargo no cumplen condena ni han pasado por juicio alguno. No obstante, los documentos de recepcion de Pedro Rocha, "Pelluco", que es el seudonimo con el que ingresaron a mi padre al hospital, esta presente en las hojas de registro del hospital de junio de 1976. Mi agradecimiento infinito a aquellas personas anonimas, que con su actuar profundamente digno, hiciera que la esperanza de mi padre volviera a tomar vida.
Saludos cariñosos, Manuel Guerrero Antequera.

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