jueves, marzo 16, 2006

Mi Padre: Visión de Santiago

Entre dos individuos en la parte de atrás del auto, agachado hacia adelante me llevaron. El vehiculo estaba en el pasillo mismo del hospital.(Si, ya no me cabe duda que era en el Hospital de Carabineros, ubicado entre Manuel Montt y Antonio Varas, en Nuñoa, donde me tuvieron esos dias. Alli estuve bajo la responsabilidad, complicidad del director de este establecimiento, con nombre falso, sin ficha medica, con el encargo de ocultarme, recuperarme para no morir, vivir para ser torturado o interrogado, para arrancar, de ser posible, la confesion. Cuantos medicos de los que me vieron fueron complices no lo se, pero de lo que no me cabe dudas es que varios sabian lo que hacian, para que se prestaban, por conviccion fascista, por cobardia o quizas que razon.¿De cuantos casos mas no seran complices o cuantos otros no se les fueron y se murieron en el juego de mantenerlos "sanos", para que puedan percibir en plenitud la tortura? De las observaciones hechas cuando me hacian recorrer en camilla cubierto como un cadaver esos pasadizos de la infamia, y de lo que escuche a retazos en palabras sueltas o frases truncas, puedo colegir donde me tuvieron, lo que se confirmo cuando el vehiculo salio por una entrada de auto en forma semi circular, del tipo de la que tiene el Hospital de Carabineros).-Si, va bien, lo vestimos con su ropa, esta como pantruca, pero se ve bien. Le quisimos regalar chocolate; pero como es orgulloso no quiso, tu sabi como son estos "rojos". Si, adelantate, abre camino, no hay que parar en ninguna parte. Me levantaron y me sacaron la frazada. Quede como un tranquilo pasajero mas en un automovil. Mire de inmediato hacia afuera. Siguiendo un AustinMini, el vehiculo en que ibamos corria a toda velocidad por Irarrazaval al llegar a Vicuna Mackena, por donde doblo hacia el sur a pesar detener luz roja el semaforo. Corrian como en una alocada pelicula gansteril. Atras venia otro vehiculo escoltandonos. El trio de interrogadores iba conmigo, sonrientes amigables, bonachones. Mire hacia la calle con la falsa ilusion que alguien, un alma conocidame viera, pero todo era muy rapido y enseguida me volvieron a meter bajo el asiento.Vi Santiago solo por algunos segundos. No hacia tantos dias que habia andado por alli, recordaba que venia de casa de un amigo donde me convidaron sopaipillas y nos reimos con ganas de chascarros juveniles. Ahora eso me parecia una eternidad, era como si perteneciera a otra epoca, siglo o decada, a otra dimension. Me dolia la normalidad de la vida que observaba y la tremenda anormalidad de la que yo era objeto. Pense en tantas veces que yo tambien mire indiferente; los vehiculos que transitaban sin saber que quizas tambien en alguno de ellos iba un preso desaparecido, un secuestrado por la DINA, que con su mirada clamara socorro, ser reconocido, deseando dejar aunque fuera un vestigio de su vida. Me sentia extraño en ese paisaje, era como un objeto inserto a la fuerza en un cuadro. Pero ¡que ganas de haber estado esperando micro en Diez deJulio con Vicuna Mackenna!

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